La música
habla un lenguaje que los niños entienden instintivamente. Sus vibraciones
físicas, estructuras organizadas, seductores ritmos y sutiles variaciones,
interaccionan con la mente y el cuerpo de muchas formas, alterando de manera
natural el cerebro, algo que el aprendizaje por repetición, maquinal y
unidimensional, no consigue. Los niños son felices cuando saltan, bailan, baten
palmas y cantan con una persona querida en quien confían.
Así
mientras la música los deleita y entretiene, contribuye a modelar su desarrollo
mental, emocional, social, físico, y les da el entusiasmo y las habilidades que
necesitan para aprender por sí mismos.
Está comprobado, que la música ayuda al niño pequeño a:
- Desarrollar la percepción y la inteligencia espacial.
- Mejorar la concentración.
- Facilitar el salto a la lectura y la expresión
lingüística.
- Disminuir su grado de estrés emocional o dolor físico, incluso en los
primeros años.
- Favorecer su desarrollo motriz, como la agilidad y
soltura con que aprende a gatear, andar, saltar y correr.
- Mejorar
su capacidad lingüística, entre otras cosas su vocabulario, expresividad y
facilidad de comunicación.
-Introducirlo
en un mundo más amplio de expresión emocional, cratividad y belleza estética.
-
Estimular sus dotes sociales.
- Mejorar
su lectura, escritura, matemáticas y otras aptitudes académicas, así como su
capacidad de recordar y memorizar.
-
Introducirlo a las alegrías de la comunidad.
- Ayudarlo
a forjar un sólido sentido de la identidad.
El
médico, psicólogo y educador parisiense, el doctor Alfred Tomatis, estudió el
hecho de que la voz sólo puede reproducir lo que puede oír el oído. El Dr.
Tomatis continuó su estudio sobre la escucha y su fascinante relación con una
amplia variedad de habilidades, entre ellas el equilibrio, la postura, la
musicalidad, el enfoque de la atención, la capacidad lingüística y la
expresividad. “El hombre camina erguido y se sostiene de pie gracias al oído”,
escribió. “De igual modo, gracias al oído es capaz de expresarse, escuchar y
pensar”. Su segundo hallazgo se produjo cuando centró la atención en la
proximidad de los centros de audición y de las emociones en el cerebro, y
descubrió que los transtornos de audicón suelen ser un reflejo de dificultades
emocionales y viceversa. Para tratar bien uno, concluyó, es necesario tratar el
otro.
Cuando un niño nace y a medida que avanza en edad, la
música estimula y mejora su fisiología, su inteligencia y su comportamiento.
Estos efectos son reales y medibles. Diversos estudios han demostrado, por
ejemplo, que:
-
La música es capaz de calmar o estimular el
movimiento y el ritmo cardíaco de un bebé en el útero.
-
Los niños que reciben clases de música manifiestan
tener más habilidades motrices, más capacidad para las matemáticas y mejor
rendimiento en la lectura que los que no estudian música.
-
Los alumnos de instituto que cantan o tocan un
instrmento obtienen hasta 52 puntos más en los tests de aptitud académica que
los que no lo hacen.
-
Por medio de electroencefalogramas se ha comprobado
que en los cerebros de músicos adultos hay más coherencia en las ondas
cerebrales que en los adultos no músicos, e incluso difieren anatómicamente en
los casos en que los músicos comenzaron a estudiar música antes de los siete
años.
Las
Rutinas y La Repetición: Es importante, organizar rutinas. El niño pequeño,
siente mucha seguridad cuando sabe qué le va acontecer. Y siente placer por
repetir una y otra vez cada actividad. Esto se debe a que le agrada el sentir
que su autoestima se refuerza, ya que al conocer la actividad que va a
realizar, cada vez la lleva a cabo con más soltura y eficiencia.
Es interesante para su crecimiento, cantar en cada momento
de su rutina. Podemos inventar letras de canciones que hablen sobre dicho
momento, o que utilicen vocabulario conocido o palabras que a tu niño le
gusten.
Cantar mejorará su expresión, su capacidad para utilizar
el lenguaje, aumentará su vocabulario, y también lo calmará, relajará, y ayudará
a gestionar sus emociones. Sobre todo en edades tempranas, tu canto lo llenará
de calma y sensación de protección.
El
Movimiento: Es importante incluir dentro de la rutina a la que nos
referíamos, un momento de juego musical con mucho movimiento. Moverse al compás
de música de calidad, o cantar mientras nos movemos, favorece enormemente al
desarrollo motriz del niño. A su vez, aumentará su vocabulario cuando por
ejemplo comience a conocer mediante el movimiento, cada parte de su cuerpo. El
niño es holístico de manera natural. Por eso en su aprendizaje musical,
necesita incluir el movimiento. Es un ser absolutamente interrelacionado.
Mediante el movimiento, siente la música y expresa a través del cuerpo. Intenta
en estos minutos al día que dedicas a la educación musical de tu niño,
parecerte a él. Juega tú también, a dejar de ser adulto por unos minutos, y no
temas tumbarte, rodar por el suelo, bailar sin parar… Disfruta con él del
proceso, sin esperar ningún resultado. Es importante que además de tu amor,
sienta tus ganas de jugar, tus ganas de bailar y de moverte junto a él. Los
niños sienten placer por aprender. Disfrutan de cada nuevo conocimiento. Y lo
hacen sin darse cuenta. Porque lo hacen jugando. Es importante que tu niño, a
estas edades tan tempranas, se nutra y favorezca mediante actividades lúdicas,
de los maravillosos efectos de la música. No es fácil para un niño pequeño
mantener el equilibrio, moverse en el espacio y expresar sus emociones. Que tu
niño se mueva escuchando música de calidad, tu propio canto, o al compás de un
instrumento, mejorará su capacidad motriz, su capacidad para expresar mediante
lo corporal sus emociones, y aumentará su autoestima. Ya que cuanto más
disfrute, y mejor se mueva en el espacio, más seguro se sentirá de sí mismo. Y
más se forjará su identidad.
La actividad física estimula la conexión entre la mente y
el cuerpo. Los niños aumentan mediante el movimiento, su capacidad de resolver
problemas.
El movimiento también es esencial para ayudar al niño a
poner sus ideas en acción y así lograr un objetivo.
Es un medio esencial de comunicación y una de las primeras
formas en que el niño expresa sus pensamientos y cómo se siente.
Con la práctica, los bebés adquieren cada vez más control
sobre sus acciones.
El Ritmo: El
ritmo ocupa un papel muy importante porque proporciona orden, serenidad,
equilibrio. Éste ayuda a desarrollar capacidades motrices (caminar, correr,
saltar...), actividades motrices especiales (juegos de imitación, destreza,
precisión rítmica de los movimientos). El desarrollo del sentido del ritmo
favorece la formación del sistema nervioso.
La educación del sentido del ritmo también incluye la
educación auditiva: El oído se adapta al ritmo y posteriormente el cuerpo lo
traduce en movimiento.
El movimiento rítmico ayuda al niño a tomar conciencia y
hacerse dueño de su cuerpo, como instrumento musical y de expresión,
proporcionándole una mayor agilidad psicológica que le ayudará al afianzamiento
de la personalidad y a una mejor adaptación al medio socio-cultural.
El ritmo también tiene relación con la preescritura y el
dibujo. A los dos o tres años realizan garabatos, pero poco a poco van tomando
conciencia de la relación de su mano con los grafismos. Cuando los están
realizando, si les hacemos oír una música apropiada, les ayudamos a efectuar
otros movimientos más flexibles que van preparando al niño para la escritura a
través de gestos y trazados que al mismo tiempo les van liberando de tensiones
musculares.
Existen diversos elementos donde caminamos al ritmo de una
marcha determinada y marcamos con el pie el acento musical...
Las actividades musicales rítmicas, fundamentales del
ritmo musical que los niños pueden ir descubriendo: El pulso o tiempo (sucesión
periódica de pulsaciones iguales), el acento (fuerza con la que se ejecuta uno
de los pulsos), el compás o ritmo musical (división del tiempo en partes
iguales)...
Los niños pueden relacionar el pulso con los pasos al
caminar, el tic – tac del reloj, los latidos del corazón. Para trabajar el
acento podemos realizar ejercicios sobre recitaciones de versos, canciones
sencillas... También ayudará al estudio del mismo, juegos vocales,
instrumentales y de movimiento tienden a desarrollar la belleza, el equilibrio,
la armonía.... Por todo lo mencionado, el ritmo tiene una importancia
extraordinaria dentro del desarrollo integral del niño.
La
Creatividad: No sólo es importante realizar actividades musicales, con
las que tu niño se mueva, cante, baile, trabaje el ritmo, toque instrumentos de
pequeña percusión, para favorecer sus capacidades cognitivas, motrices,
sociales y emocionales, sino que también, es importante servirse de la música,
para desarrollar su creatividad y sensibilidad. Puedes poner música clásica por
ejemplo, mientras realizas algún juego creativo, dibujas con él, realizáis
algún collage…o cualquier actividad lúdica que le guste. Jugar con música de
Mozart de fondo, por ejemplo, beneficiará a tu niño en todos los aspectos
mencionados, como así también lo ayudará a desarrollar su gusto por la
estética, la belleza, el arte, y lo hará más sensible y creativo.
Ni los padres ni los hijos deberían pensar que la música
siempre tiene que ser útil. Muchas veces es simplemente bella, y eso es más que
suficiente
Romina Beltramone
Quien nació en Buenos Aires y vive desde hace
diez años en Madrid. Imparte cursos de música y movimiento con idiomas, danza y
movimiento, estimulación temprana y teatro para niños, en prestigiosos centros,
como Grey Elephant, Debebé, Agugutamtam y Fun and Fit. También participa como
guionista, directora y actriz, en obras de teatro para niños. Ha estudiado Arte
dramático en Argentina, con maestros como Carlos Gandolfo, Augusto Fernándes y
Raúl Serrano. Es bailarina de Danzas clásicas, claqué, jazz, funky y flamenco.
Ha realizado cursos de Expresión corporal, Body percussion, Clown, Yoga de la
Risa, Música, Ontología del lenguaje y Mimo corporal dramático. Habla inglés,
francés e italiano. En la actualidad continúa sus estudios de Psicología en la
UNED, y realiza la formación en Movimiento Expresivo y Técnicas psicocorporales
para el desarrollo armónico, sistema Río Abierto. Es fundadora y directora de
la empresa “Cielo Mágico”. Un equipo de artistas y educadores, con los que
realiza actividades, cursos y talleres, eventos y obras de teatro educativas
para niños.